No pude convertirme en nada: Ni en bueno ni en malo, ni en un sinvergüenza ni en un hombre honesto, ni en héroe ni en insecto. Y ahora estoy alargando mis dÃas en mi esquina, torturándome con el amargo e inútil consuelo que un hombre inteligente no puede convertirse seriamente en nada; de que tan solo un idiota puede convertirse en algo.
©